La cúrcuma es una especia de color amarillo anaranjado que se obtiene de la raíz de la planta Curcuma longa. Tiene un sabor ligeramente picante y terroso, y se usa mucho en la cocina asiática, especialmente en el curry. La cúrcuma fresca se puede encontrar en forma de rizoma, parecido al jengibre, y se puede rallar o picar para añadir a las recetas. La cúrcuma fresca tiene más aroma y sabor que la seca, y también más cantidad de curcumina, el compuesto que le da sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias.
Para aprovechar mejor sus beneficios, se recomienda consumir la cúrcuma fresca junto con pimienta negra, que mejora su absorción, y con alguna fuente de grasa, como el aceite de oliva o el coco. La cúrcuma fresca se puede usar para preparar infusiones, leches vegetales, sopas, guisos, arroces, ensaladas, salsas y postres. También se puede conservar en la nevera o en el congelador, envuelta en papel film o en bolsas herméticas. La cúrcuma fresca es una especia muy versátil y saludable que puede darle un toque de color y sabor a tus platos.